Se acerca el día del examen, esa fecha que tanto estamos esperando sobre todo en una época como la actual, en la que ha habido convocadas pocas plazas y muchas oposiciones han estado congeladas durante mucho tiempo. Pero resulta que ahora entro en pánico, me falta tiempo, quiero alargar la fecha, necesito un repaso más, he olvidado todo lo aprendido, no estoy preparada…
Controlar el miedo y la ansiedad es fundamental a la hora de afrontar la cuenta atrás que te llevará al día del examen. Ese día puede ser fundamental en tu vida y hacer que pases del estado de “opositor” al de “funcionario o empleado público”. No lo estropees ni dejes que la inseguridad y el miedo echen por tierra todo el buen trabajo que has estado desarrollando.
Llegas a la academia y te anuncian que se ha publicado la fecha del examen. Lo primero que tienes que hacer es saltar de alegría, pensar en positivo, ya que será el momento en el que tu esfuerzo de tanto tiempo se verá recompensado, el día en el que te vas a liberar de toda la tensión, esfuerzo, estudio, renuncias y días de bajón. Piensa que tú eres quien controla la oposición y no es ella la que te controla a ti.
Si sientes que tu cerebro se ha quedado paralizado, que ha borrado todo lo aprendido, cuando empieces a leer las preguntas del examen o comiences a desarrollar algún tema verás cómo empiezas a recordar. Estás preparado, te has esforzado y todo tiene que salir bien, no hay por qué temer nada.
Los días previos al examen será tu profesor quien te indique lo que tienes que estudiar, qué temas debes reforzar o qué tipos de exámenes o test debes elaborar. Los días pasarán volando.
El día antes del examen plantéatelo como un día más. Sobre todo intenta descansar la noche anterior. Debes acudir al examen descansado y relajado, ya que tu estado físico también afecta al psicológico y no te puedes permitir no estar en las condiciones óptimas.
Prepara el día antes todo lo que vas a necesitar: documento de identidad, varios bolígrafos, papeles que necesites, revisa el lugar y la hora del examen o cualquier otro asunto, incluida la ropa que vas a ponerte.
En cuanto al estudio del día antes, no fuerces la máquina. Tu trabajo ha estado planificado por la academia. Cuando sale la fecha del examen tu profesor te irá organizando para que puedas repasar el contenido, realizar test o exámenes tipo, pero sobre todo, lo que te va a aconsejar es que no te quedes sin dormir el día antes revisando todo el temario. No vas a recuperar en unas horas lo que no has hecho antes, todo lo contrario, lo que puedes conseguir es liarlo todo.
Procura descansar y levantarte a la hora adecuada, con tiempo suficiente para poder desayunar de forma equilibrada y poder llegar al lugar del examen con tiempo suficiente y evitando imprevistos.
No debes perder la calma, debes ir relajado, no pierdas la seguridad en tu preparación. Pero si es necesario te puede acompañar alguien de tu confianza que esté contigo antes de entrar en el lugar del examen. Y sobre todo, huye de los histéricos, no es aconsejable estar al lado de personas inseguras que te hacen perder la concentración y la calma.
Cuando tengas delante el examen, lee todas las preguntas con detenimiento, si es necesario repasa más de una vez, y si hace falta pregunta a los examinadores. Dedica el tiempo que requiera cada pregunta y si te sobra revisa aquellas en las que has podido dudar. Ten cuidado a la hora de contestar si las respuestas incorrectas restan puntuación y, en esos casos, sólo responde si estás seguro de ello.
Y sobre todo, ¡no olvides firmar el examen!
Como comentábamos en un post pasado, todo tiene su tiempo. Prepárate para el ¡todavía no es tu momento! Presentarte a un examen de oposición con garantías lleva tiempo. Por eso, una cosa es que acudas el día del examen, ya que nada pierdes con ello, e incluso que vayas pensando que, con un poco de suerte, puedes tener alguna posibilidad de aprobar y, otra diferente, es que pienses que habiendo dado una vuelta al temario ya estás en condiciones de sacarlo adelante.
Hay quien opina que para evitar el fracaso y no desmoralizarse es mejor ni tan siquiera intentarlo, es decir, sólo examinarte cuando estés en condiciones óptimas de sacar la plaza. Pero también hay quien considera que puede ser positivo, ya que no sólo se puede tentar a la suerte, sino que además nada se pierde por acudir aunque sólo sea para hacerte una idea de cómo funciona el “gran día” y en sucesivas ocasiones pierdas el miedo escénico y no te presentes desconfiando ante lo desconocido.
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